Una vez que realmente no necesito la protección del Opus Dei, no quiero nada de ellos... por ahora. Sí quisiera alguien que me hable de Dios y me ayude a mantenerlo presente en mi vida, pero se hacen los difíciles innecesariamente, son como la chica que quiere llamar la atención de un hombre jugando a estira y afloja: Ahorita te doy atención, luego te la quito, te contesto dos horas después. le dice que sí, luego se hace que pierde el interés, en fin, como se diría: "se hace la difícil".
Yo odio esos jueguitos, me harto, odio aplicarlos y que me los apliquen, no hay manera más fácil para perder mi interés y enamoramiento que eso. No me importa cuánto valga esa persona o esa acción, si no hay concreción, no hay interés mutuo, etc. me voy, busco otro lado dónde me muestren el interés que busco.
En mi nuevo trabajo estaré en contacto con una persona que esta bastante cerca de Dios, espero que eso me ayude y me impulse a mi. Será un momento de mi vida en el que no seré juzgada por creer en Dios y al contrario seré incitada a acercarme más a Él. 
Mi nuevo trabajo me emociona, me propone bastantes nuevos retos, un panorama inesperado y apasionante, hace mucho que no me sentía así. 
En parte tengo miedo que mi depresión me jale hacia otro lado y me quite la ilusión, la he sentido aparecer y ensombrecer mis días, pero no quiero ceder...
Lo que más me cuesta hasta hoy, después de tres días, es el trayecto, ahora tengo que viajar de nuevo en camión, no está lejos, pero es un estrés que no había sentido hace rato, ese que provoca el tener que calcularle para salir de casa y no llegar tarde al trabajo, calcularle al tráfico, llevar o no desayuno, tiempo para comer... 
Aún así, me emociona... Me da miedo que me alcance mi mala suerte... Es como si no pudiera ser feliz, tengo miedo de que esto no dure...  

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