Y ardió Troya
Este blog lo tengo bastante nutrido...
He escuchado mucho estos días que soy libre para hacer lo que yo quiera, que debo decidir por mí misma.
¿Acaso no lo sé?
Pero me gusta concebir la libertad personal como algo que esta condicionado a la libertad de los demás. Puedo hacer lo que yo quiera, sí, pero si afecta a los demás, ¿de qué me sirve ser libre?
Me decían que pensara en mi y sólo en lo que sea mejor para mi, pero ¿de que me sirve estar bien yo si mis seres queridos están mal o los perjudico con mis actos?
Debo ser más egoísta para defender mis límites, pero no quiero ser egoísta al punto de que no me afecte que mis actos le hagan daño a quien quiero.
Creo que la libertad es algo muy complicado y a la vez algo tan fácil de entender.
Una frase que he escuchado mucho es: Mi libertad acaba donde empieza la de el otro, y con esa premisa me he guiado casi toda mi vida.
Quizás hay momentos de mi vida en los que no he sido consciente de afectar la libertad de los demás y espero corregir eso, pido disculpas.
Mi obsesión a temprana edad siempre fue cómo amar mejor, entender las emociones... sola sé regularme, pero en un círculo social o incluso con alguien más, es difícil. Deberían agregar que ser erudito en la teoría no te hace máster en la práctica 😆
Hasta hace poco había empezado a escuchar que si uno no convive con otras personas no puede conocerse así mismo y menos aprender a manejar sus emociones. Esto explicaría por qué soy tan inmadura, me la he pasado huyendo de la gente y encerrándome en mí misma.
Mis hermanos no son referencia porque ellos tienen que aguantarme, me quieren por fuerza de haber sido criados juntos.
Comentarios
Publicar un comentario