Allá en el 2018...
Siempre me ha gustado la escritura epistolar, desde que leí el diario de Ana Frank a los 11 años y con mi mejor amiga iniciamos un diario en el que nos contábamos los pormenores de nuestro día a día. Cada semana intercambiábamos nuestros diarios para hacernos partícipes de nuestras pequeñas aventuras y pensamientos...
Quería darle una introducción y una explicación a mi nueva forma de escribir pero dejaré que hablé por sí misma.
Querido Arturo:
Hace un mes que estas en Alemania, pensé que no te extrañaría, que no me pesaría que te fueras... Los últimos meses de tu servicio fueron terribles para mí, creo que fui muy egoísta, estaba harta de ustedes, de todos, generalicé, me fastidié y deseaba con todo mi corazón el cambio de pasantes.
Fui una tonta porque realmente tenía a mi alrededor más personas valiosas que me apreciaban y que debí apreciar más. Te pido perdón por eso y espero que esta correspondencia ayude a salvar el tiempo que me perdí para conocerte.
Creo que nunca te dije que leí tu carta de motivos y vi tu alma, quedé... por no encontrar otra palabra, maravillada, pude palpar tu sensibilidad, tu alma exquisita; donde Nydia vio debilidad yo vi grandeza y una afinidad con la mía. Debimos ser más amigos.
En tu carta decías que te habías dado cuenta de lo vacías que podían ser las personas, querías conectar y ayudar; te habías deprimido por la escases de los recursos para ayudar a la gente, por la falta de humanidad donde debería abundar.
Las cosas fallaban en este mundo, fallan, -me atreveré a hacer suposiciones- tu mundo, hasta ahora perfecto se veía destrozado por la realidad que te presentaba tu fantástica carrera. ¿Por qué no podemos tener el mismo derecho a los recursos todos, por igual, sin importar el dinero?
El dinero siempre esta de por medio. No olvido las anécdotas, la del doctor que se negó a ver un paciente al calar con la mirada sus posibilidades económicas y la de la anciana que invirtió su fortuna para hacerse una cirugía de rejuvenecimiento y berreo al terminar ésta, llamaba a su madre...
¡Qué vacías pueden ser nuestras vidas!
El ser humano siempre busca llenar un hueco en su ser. ¿Por qué?¿ Cuál es ese hueco?¿ por qué lo sentimos?
Me miro a mi misma y me siento muy patética al ver que mi contenedor dice: ACEPTACION Y AMOR.
¿Cuántos más no dirán lo mismo? Quisiera que fuera de otra manera, sin embargo, es una realidad, es un hecho que todos necesitamos de los demás, necesitamos que nos miren, que nos amen y nos necesiten. A veces enfermamos por la escases, porque no sabemos cómo obtener esto tan básico, porque en nuestras familias no nos lo supieron dar. Entonces, ¿Qué nos queda? ¿Buscarlo con ahínco? Darlo a quien lo necesite y esperar a que alguien nos devuelva un poco...
Debemos conocernos a nosotros mismos y saber qué somos capaces de dar y recibir. Crecer para adentro, amarnos y aceptarnos para hacer lo mismo con los demás, luchar con los obstáculos que pone nuestra época. Cada día es más complicado poder conectar con los demás, están tan metidos en sus cosas. Vas a cualquier lugar y alrededor puedes ver personas sentadas a la misma mesa, lado al lado, sin prestarse la mínima atención, sin interesarse por el otro... Le podemos sumar la velocidad a la que la tecnología y, en general, la vida, nos está llevando. Parece que ya no hay tiempo para vivir...
Deseo que cada vez más personas puedan darse cuenta, que sean más conscientes del otro que esta a su lado y los necesita.
Bueno, mi queridísimo, me despido porque mi principal objetivo para aislarme en esta cafetería era para estudiar.
Siempre, con mucho cariño
Annette
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