Pensaba que quizás todos estamos condenados a vivir con necesidades insatisfechas. Por otro lado, no creo que vivir así sea tan trágico, quiero decir, nadie se muere...
Bueno, sí han muerto personas por soledad, por falta de amor y se han vuelto locas por inseguridad...
Creo que ya son extremos y casos muy raros, o no. El caso es que, quizás, deberíamos aprender a vivir sin hacer tragedias de nuestras carencias.
¿Será que éstas y otras tragedias están regidas por el egoísmo y la soberbia? Ese afán desmedido de recibir sin dar, de sentirse el centro del universo...
Lo ideal sería dar sin esperar recibir, cuidando de no caer en sólo dar por dar.
Entonces, ¿cómo debería ser ese dar?
Cada momento de nuestra vida exige algo de nosotros, cada persona que conforma nuestro círculo social, pide una parte de nuestro ser.
El dar consistiría en dar cuando el momento lo exija, y dar todo de nuestra parte.
Y, ¿Sólo dar cuando el momento lo exija? A veces, una intromisión no es bien recibida, sin embargo, si nos quedaramos en que sólo hay que dar cunado se nos pide, lo que nuestras abuelas y madres llaman acomedirse estaría excluido, ¿No?
¿Hasta qué punto dar? No creo que lo ideal sea tratar de establecer límites, ni siquiera creo que el dar tenga límites, el límite es el amor, aunque suene cursi.
¿Qué tanto estás dispuesto a hacer por alguien? También se corre el riesgo de dar sin medida, buscar complacer para que no nos dejen, que eso que tanto ansiamos, compañía, cariño, dinero, seguridad, no nos sea quitado. ¿No sería esto egoísmo? La poca experiencia que tengo me dice que cuando esto pasa necesitamos ir al psicólogo. No es egoísmo es falta de amor propio. Aunque no estaría mal analizar si no se esconde algo de satisfacernos sin pensar en las necesidades reales del otro.
El reto esta en ser felices ahora, con lo que tenemos, con lo que somos, sin esperar, sin ansiar, sin buscar a alguien que llene esos vacíos que sólo nosotros podemos llenar.
Ahora, los demás nos son necesarios porque somos seres sociales, porque nos realizamos y nos conocemos mejor conviviendo. Más, creo que debe haber una convicción interior de que, aunque necesitamos de los demás, no podemos hacerlos el fin ni el medio. Se puede aplicar tanto a personas como a cosas.
La independencia en la dependencia. Sí, estar con los demás, con alguien más, sin perder la individualidad. Respetar al otro, amar su yo.
Bueno, sí han muerto personas por soledad, por falta de amor y se han vuelto locas por inseguridad...
Creo que ya son extremos y casos muy raros, o no. El caso es que, quizás, deberíamos aprender a vivir sin hacer tragedias de nuestras carencias.
¿Será que éstas y otras tragedias están regidas por el egoísmo y la soberbia? Ese afán desmedido de recibir sin dar, de sentirse el centro del universo...
Lo ideal sería dar sin esperar recibir, cuidando de no caer en sólo dar por dar.
Entonces, ¿cómo debería ser ese dar?
Cada momento de nuestra vida exige algo de nosotros, cada persona que conforma nuestro círculo social, pide una parte de nuestro ser.
El dar consistiría en dar cuando el momento lo exija, y dar todo de nuestra parte.
Y, ¿Sólo dar cuando el momento lo exija? A veces, una intromisión no es bien recibida, sin embargo, si nos quedaramos en que sólo hay que dar cunado se nos pide, lo que nuestras abuelas y madres llaman acomedirse estaría excluido, ¿No?
¿Hasta qué punto dar? No creo que lo ideal sea tratar de establecer límites, ni siquiera creo que el dar tenga límites, el límite es el amor, aunque suene cursi.
¿Qué tanto estás dispuesto a hacer por alguien? También se corre el riesgo de dar sin medida, buscar complacer para que no nos dejen, que eso que tanto ansiamos, compañía, cariño, dinero, seguridad, no nos sea quitado. ¿No sería esto egoísmo? La poca experiencia que tengo me dice que cuando esto pasa necesitamos ir al psicólogo. No es egoísmo es falta de amor propio. Aunque no estaría mal analizar si no se esconde algo de satisfacernos sin pensar en las necesidades reales del otro.
El reto esta en ser felices ahora, con lo que tenemos, con lo que somos, sin esperar, sin ansiar, sin buscar a alguien que llene esos vacíos que sólo nosotros podemos llenar.
Ahora, los demás nos son necesarios porque somos seres sociales, porque nos realizamos y nos conocemos mejor conviviendo. Más, creo que debe haber una convicción interior de que, aunque necesitamos de los demás, no podemos hacerlos el fin ni el medio. Se puede aplicar tanto a personas como a cosas.
La independencia en la dependencia. Sí, estar con los demás, con alguien más, sin perder la individualidad. Respetar al otro, amar su yo.
Comentarios
Publicar un comentario