Pánico
Ayer me habló mi mamá para decirme que no tenía noticias de dos de mis hermanos que viven solos y en condiciones más o menos precarias. Traté de tranquilizarla y le prometí que trataría yo también de saber de su paradero.
Llamé. mandé mensajes a mis otros hermanos y nada, nadie sabía nada, teléfonos fuera del área de servicio...
Crecía el pánico, lo que se me vino a la mente fue: ya los mató el vecino loco que tienen.
Bueno, es demasiado dramático pero antes de eso había otras opciones: Estaban con Salvador, estaban con tijeras, no servían sus cargadores, estaban dormidos... En fin, cualquiera de las anteriores suena mejor que: seguro están muertos y nadie se ha dado cuenta, ¡Ya se los comieron los gatos!
El teléfono de Ernesto decía que estaba ocupado, así que me tranquilicé y mandé un mensaje, si estaba ocupado lo más seguro es que estuviera hablando con Salvador. Al poco tiempo hubo respuesta. ¡Pff!
Todo esto me hizo pensar en mi situación actual y en qué pasaría si yo muriera de pronto.
No me encontrarían de inmediato. ¿Cuánto tiempo pasaría para que se dieran cuenta de que algo no esta bien con mi ausencia? ¿Hasta que apestara? ¿Hasta que fuera día de la renta y no obtuvieran respuesta?
Durante la cuarentena sería difícil que alguien se diera cuenta de que hago falta, yo soy la que busco y la que escribo. Le escribo a alguien y me dicen: ¿Por qué no habías escrito antes?
Y mi primer pensamiento es: Si tanto te extrañaba que no te escribiera, ¿por qué no lo hiciste tu?
Me da un no sé qué, es como que realmente no le intereso a esas personas o es para quitarse de encima la culpa: ¿si no saben de mi es porque yo no me interesé antes y la mala amiga soy yo?
Siempre lo he pensado, y cuando puedo lo digo, una relación, así sea de amistad, es de dos.
En fin, el caso es que apestaré antes de que alguien se de cuenta de que me morí repentinamente...
Este pensamiento me puso muy triste y me dieron muchas ganas de salir a buscar a alguien que se interesara por mí, luego me acordé que estamos en cuarentena y se me pasó.
No es fácil ver alrededor y descubrir que no hay alguien que realmente necesite saber todos los días que amanecí bien, o siquiera que amanecí. Lloré.
Lloré y luego pensé que debía decirle a alguien que debía ayudarme a salir de mi falta de necesidad porque estaba en la puerta una nueva crisis...
No podía pensar en nadie que yo no pensara que lo tomaría como algo dramático de mi parte, me puse más triste.
Me acordé de Palis y fue la solución, una amistad recuperada. Ella entiende por lo que puedo estar pasando y es mi familia. Le diría: ¿Puedo escribirte para que yo sepa que hay alguien que sabe que estoy viva?
Me burlé de mí misma cuando me jactaba al decir que yo no tenía que avisar ni pedir permiso para nada. Pero la realidad es que es triste.
Quiero que a alguien le importe dónde estoy y lo que hago; si salgo, que regresé bien, que estoy viva.
Llamé. mandé mensajes a mis otros hermanos y nada, nadie sabía nada, teléfonos fuera del área de servicio...
Crecía el pánico, lo que se me vino a la mente fue: ya los mató el vecino loco que tienen.
Bueno, es demasiado dramático pero antes de eso había otras opciones: Estaban con Salvador, estaban con tijeras, no servían sus cargadores, estaban dormidos... En fin, cualquiera de las anteriores suena mejor que: seguro están muertos y nadie se ha dado cuenta, ¡Ya se los comieron los gatos!
El teléfono de Ernesto decía que estaba ocupado, así que me tranquilicé y mandé un mensaje, si estaba ocupado lo más seguro es que estuviera hablando con Salvador. Al poco tiempo hubo respuesta. ¡Pff!
Todo esto me hizo pensar en mi situación actual y en qué pasaría si yo muriera de pronto.
No me encontrarían de inmediato. ¿Cuánto tiempo pasaría para que se dieran cuenta de que algo no esta bien con mi ausencia? ¿Hasta que apestara? ¿Hasta que fuera día de la renta y no obtuvieran respuesta?
Durante la cuarentena sería difícil que alguien se diera cuenta de que hago falta, yo soy la que busco y la que escribo. Le escribo a alguien y me dicen: ¿Por qué no habías escrito antes?
Y mi primer pensamiento es: Si tanto te extrañaba que no te escribiera, ¿por qué no lo hiciste tu?
Me da un no sé qué, es como que realmente no le intereso a esas personas o es para quitarse de encima la culpa: ¿si no saben de mi es porque yo no me interesé antes y la mala amiga soy yo?
Siempre lo he pensado, y cuando puedo lo digo, una relación, así sea de amistad, es de dos.
En fin, el caso es que apestaré antes de que alguien se de cuenta de que me morí repentinamente...
Este pensamiento me puso muy triste y me dieron muchas ganas de salir a buscar a alguien que se interesara por mí, luego me acordé que estamos en cuarentena y se me pasó.
No es fácil ver alrededor y descubrir que no hay alguien que realmente necesite saber todos los días que amanecí bien, o siquiera que amanecí. Lloré.
Lloré y luego pensé que debía decirle a alguien que debía ayudarme a salir de mi falta de necesidad porque estaba en la puerta una nueva crisis...
No podía pensar en nadie que yo no pensara que lo tomaría como algo dramático de mi parte, me puse más triste.
Me acordé de Palis y fue la solución, una amistad recuperada. Ella entiende por lo que puedo estar pasando y es mi familia. Le diría: ¿Puedo escribirte para que yo sepa que hay alguien que sabe que estoy viva?
Me burlé de mí misma cuando me jactaba al decir que yo no tenía que avisar ni pedir permiso para nada. Pero la realidad es que es triste.
Quiero que a alguien le importe dónde estoy y lo que hago; si salgo, que regresé bien, que estoy viva.
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