Viene el pasado (1)
Quise intentar leer mi diario… no hablaré aún de lo que no quiero darme cuenta; leí uno de hace poco más de diez años, me causo compasión, cómo fui víctima de mujeres que no sabían nada de la vida, de mi madre y sus problemas con el dinero… No es justo que los hijos deban cargar con la responsabilidad de “mantener” a sus padres, de ver por ellos y ser sus confidentes cuando ya son adultos.
El hecho de que las mujeres que intentaban ayudarme en “mi camino a la santidad” insistieran en que yo debía salvar a mi familia me hizo mucho daño. Espiritual, psíquica y emocionalmente.
Escribía: “Volvió a hablarme mi mamá diciendo que no tienen qué comer, que necesita dinero, cómo puedo estar tranquila sabiendo que mi mamá pasa hambre?”
Pobre criatura, abusada por su propia madre!
La realidad es que no pasaban hambre, era mala administrando el dinero, recibía 4mil pesos mensuales de una tía, 3 mil de mi, 2 mil de mi papá… y todavía iba yo cada quince días a surtirle la despensa. Solo vivían cinco de mis hermanos ahí y tres ya trabajaban, no pagaban renta.
Nunca sabré qué hacía con el dinero, que nunca le alcanzaba. Dicen los mal pensados que lo regalaba a la iglesia, que lo utilizaba para ver a su amante…
Ni idea…
No es deber de los hijos… no me siento en deuda, yo no les pedí nacer, no me dieron lo que necesitaba. Sí estoy resentida y será trabajo de Annette del futuro reconciliarse con esa parte.
Ya les contaré los últimos sucesos, espero expresarme bien para que empaticen con mi indignación y entiendan más mi rencor.
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