Se roban mi comida...
Lo que comparto a continuación es un sueño que tuve hace tres años, lo utilicé para un ejercicio de escritura. No le voy a modificar nada.
Era una cálida noche de verano, X salió a buscar qué comer, estaba hambrienta. Recorría sus puestos favoritos sin decidirse. Le llegó el olor a sopa de telera y eso la decidió, siempre era buena opción por precio y sabor.
Z pasaba por ahí y la saludó.
- Sopa de telera. Buena elección.- Le dijo a modo de saludo- Disfrútala
- Gracias.- X era siempre de pocas palabras además, ¿cómo se contesta a algo así?, ya no se consideraba tan ingeniosa como antes.
Al regresar la vista a la barra ya no estaba su taza de sopa.
- ¿y mi sopa?
Nadie respondió y nadie parecía haber escuchado y seguían sin prestar atención a los reclamos de X, Su sopa había desaparecido, estaba furiosa, luego llegó la angustia. ¿Por qué nadie le decía nada? ¿Por qué se habían llevado su sopa?
Aún tenía mucha hambre, pero estaba tan frustrada que ya no quiso comer ahí.
Mamá apareció aumentando la angustia y frustración preguntando por la ropa sucia. ¿Por qué quería saber eso ahora? Ya le había dicho que la llevaría a la lavandería cuando regresara a casa.
- Esta bien. En un momento voy y la lavo en la casa.- Dijo con fastidio- Sólo que aún no he comido y tengo mucha hambre.
- Nosotros tampoco. ¿Nos vemos en la casa y nos llevas algo?
- Claro- Sabía que no podía discutir eso. ¿Cómo negarse a la propia madre?
De camino a las pizzas se encontró con P, su corazón empezó a palpitar desbocado. X se sentía muy torpe y tonta porque P parecía siempre indiferente ante su turbación. Sonrió y sintió desmayarse pero se repuso.
- Hola. ¿A cenar?-
- Sí. ¿Quieres ir?
- Sí. Sólo que tengo que hacer algo. Ahorita te alcanzo
Su corazón rebosaba de ilusión y alegría. Aunque algo en el fondo le decía que no guardara muchas esperanzas lo ignoró.
Al llegar a las pizzas pidió su rebanada para comer ahí mientras le ponían para llevar otras tres. El cocinero que la reconoció preguntó por P y ella le contestó que habían quedado en reunirse ahí y no debía tardar en llegar.
Con esto empezó a inquietarse y a mirar alrededor. Se preguntaba dónde estaría P, estaba tardando mucho y el local cerraría pronto.
Quizás debería darse por vencida y aceptar que P no llegaría, debería aceptar que era más el interés de ella por P que el de él por ella.
Suspiró decidida, al voltear para tomar su orden ya no estaba. El cocinero le acababa de decir que ya estaba y de pronto se había esfumado. Esto era imposible, pensaba ella, ¿Qué clase de día estaba viviendo?
Volvió la angustia y la ira, todos estaban empeñados en hacerle el día y la comida imposible.
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