Gracias a Dios por el trabajo...

 De verdad le agradezco a Dios por que sigo conservando el trabajo y le pido que proteja y ayude a los que no lo tienen. Esto no es una queja, es el desahogo de mi corazón...

Mi trabajo antes de la pandemia consistía en ayudar a solucionar problemas, dar alternativas y nunca decir que no se puede. Ahora me siento fría y ruin. Debo dar malas noticias y sumar penas, quizás darle la mala noticia a alguien de que tendrá que interrumpir sus estudios, no hay respuestas intermedias, es sí o sí, "hazle como puedas". 

Estoy cansada de no poder ayudar más, estoy cansada de decir que no se puede de otra manera, cansada de buscar la manera más amable para decir que aunque su pena sea grande no me interesa sino que pague... 

Hace mucho que no estaba tan descontenta en el trabajo, sin embargo, diré "gracias a Dios por el trabajo" y a darle. 

Ahora me disculparé por ser portadora de malas noticias: "no mates al mensajero". 

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